Padre celestial no hay nadie que ama a las naciones como tu. Por eso ante a ti acudimos para salvar, Bolivia. Pedimos perdón por lo que hemos hecho por nuestra complicidad y indiferencia. Hemos corrompido la tierra que nos dio en este continente con las lacras - la corrupción del soborno, secuestro de niños, el narcotráfico, los jueces corruptos, la indiferencia y el orgullo.
No hay un lugar libre de los vicios que están destruyendo nuestra sociedad. Parece que no hay nadie que nos puede rescatarnos de nuestra la indiferencia colectiva. Hay tantas cosas que nos desaniman pero al recordar tu misericordia y tu amor eterno, nos sentimos renovados.
Renuevanos, ya no queremos ser iguales como dice Marcos Witt en su cancion. Nuestros pecado no tienen la palabra final. Tu voz vibra de esperanza en mi lectura de tu santa palabra, la biblia cada día. Una gotita de tu amor santo es suficiente para superar el lodo de nuestros pecados. Estas con nosotros en todo. Señor restaura en nosotros la fuerza de tu esperanza para seguir siendo tus instrumentos de transformación en Bolivia. Amén
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